Threshold, formada en el verde Surrey a finales de los 80, realmente floreció en la siguiente década, estableciéndose rápidamente como los principales referentes del metal progresivo en el Reino Unido. Desde el debut Wounded Land de 1993 en adelante, el núcleo creativo perdurable del guitarrista Karl Groom y el maestro de teclado Richard West ha construido una nueva y única vertiente de música progresiva y pesada, combinando melodías incisivas, letras reflexivas y arreglos intrincados y atronadores. Ya sea con el actual vocalista Glynn Morgan, quien cantó por primera vez con Threshold en el Psychedelicatessen de 1994, el recordado y talentoso Andrew ‘Mac’ McDermott (miembro entre 1998 y 2007), o el tres veces integrante Damian Wilson, Threshold ha avanzado inexorablemente durante tres décadas de fervor creativo, alcanzando quizá un nuevo pico de potencia en el despliegue conceptual y musical de Legends Of The Shires en 2017. Con Glynn Morgan de vuelta en el grupo, la sólida formación de los británicos, compuesta por Groom, West, el baterista Johanne James y el bajista Steve Anderson, logró alcanzar nuevas alturas, recibiendo elogios y aumentando su demanda. A pesar de los inevitables contratiempos por la pandemia mundial, Threshold llega a 2022 en su mejor momento.
Dar seguimiento a un clásico reciente siempre iba a representar un desafío para Threshold, pero el duodécimo álbum de estudio de la banda confirma rápidamente que el reto ha sido superado. Más oscuro, pesado e incluso más aventurero que su predecesor, Dividing Lines muestra a una banda con mucho en mente, mientras también exhibe algunos de los materiales más inventivos y melódicos que jamás hayan grabado.
A pesar de sus muchos momentos tensos y tumultuosos, Dividing Lines también es una muestra de cuánto están disfrutando Threshold en este momento. Ya sea encontrando nuevas formas de tocar corazones y almas en temas directos como Haunted, Silenced y Lost Along The Way, o explorando nuevos territorios y refinando sus marcas registradas en épicos elaborados como The Domino Effect y Defence Condition, estos veteranos intemporales están claramente en la cima de su carrera.
Mientras que Legends Of The Shires presentaba una narrativa autocontenida que permitía a Threshold dejar volar su imaginación, Dividing Lines deja de lado el enfoque conceptual en favor de un grupo de canciones más tradicional, unidas por un tema común sutil pero inconfundible.
Una colección de monumentos emocionales que reflejan la lucha eterna de la humanidad, Dividing Lines puede ser un disco oscuro para tiempos oscuros, pero en su núcleo yace un mensaje de esperanza hacia tiempos mejores.
Si el futuro de este planeta parece sombrío, al menos la banda sonora será espectacular. Dividing Lines es un álbum de sombras y luz, de desesperación y esperanza; la experiencia humana, representada en colores deslumbrantes en pantalla ancha y ejecutada con toda la intensidad y pasión que han caracterizado a Threshold en más de tres décadas de servicio activo. Los reyes británicos del metal progresivo están de vuelta y listos para conquistar el mundo una vez más.